La balanza es uno de los instrumentos de medida más antiguos que se conocen, y ha sido utilizada por el hombre desde hace aproximadamente 7.000 años. Las balanzas primitivas consistían en una simple guía con un eje central, con un plato en cada extremo.
En uno de esos platos se depositaba una pieza de peso estándar, y en el otro se colocaba el objeto que se deseaba pesar. Al quedar en equilibrio, se podía conocer el peso relativo del objeto.
Hoy en día existen diversos tipos de balanzas que pesan numerosos materiales, desde muestras químicas y biológicas hasta grandes vehículos. En los laboratorios se utilizan básicamente dos tipos de instrumentos que permiten mediciones extremadamente precisas.
La balanza de dos platos tiene una guía de una aleación ligera y rígida, apoyada en un pivote, que a su vez se sustenta en una placa fijada en la parte superior central de la base.
Los platos se cuelgan en ganchos que también se apoyan en pivotes por medio de placas. En el punto central del guión, una aguja se desplaza a lo largo de una escala que indica los movimientos del conjunto. La base de la balanza tiene pies ajustables.
El instrumento se mantiene en un envoltorio de vidrio que lo protege contra el polvo, la corrosión o los accidentes y evita que las corrientes de aire provoquen oscilaciones.
El modelo de plato único tiene en el guión un dispositivo y contrapeso, móvil o fijo, en lugar de uno de los platos. Cuando el contrapeso es fijo, el otro extremo del guión también presenta, además del plato, un conjunto de pesos extraíbles.
Este sistema se utiliza en casi todas las balanzas, simples o de doble plato, conocidas como balanzas de desviación o de apriódicas. Para obtener una lectura uniforme, el movimiento del guión debe amortiguarse lo antes posible, evitando choques con el soporte y oscilaciones.
Balanza electrónica
Con el desarrollo de la electrónica ha sido posible mejorar los diversos tipos de balanza, además de la invención de nuevos sistemas de pesaje.
Algunas modernas balanzas electrónicas permiten no sólo el pesaje rápido y eficiente de mercancías, sino también el cálculo simultáneo de su precio en función del peso obtenido.
Uno de los modelos más sencillos de balanza electrónica combina dos sistemas de pesaje muy antiguos y conocidos: la balanza de muelle y el principio de Roberval.
El funcionamiento de la primera se basa en la relación lineal entre la flexión del muelle y la carga sobre el mismo; el principio de Roberval permite el uso de los platos destinados a las mercancías sobre la barra de la balanza, en lugar de la tradicional colocación pendular.
En el modelo combinado electrónico, la flexión del muelle provoca la rotación de un disco codificado que activa detectores fotoeléctricos mediante ondas luminosas. Cada código del disco corresponde a un valor de peso.
En otro tipo de balanza electrónica, la mercancía pesada se coloca sobre un material transductor de carga. Este material está conectado a un segundo sistema electrónico, capaz de medir tensiones eléctricas.
Conectando el sistema a una fuente de energía eléctrica, se obtiene un nivel de tensión proporcional al peso de la carga.